Rutas migratorias y población
Las poblaciones de grulla común (Grus grus) utilizan dos rutas migratorias muy definidas a través de Europa.
Las poblaciones de grulla común (Grus grus) utilizan dos rutas migratorias muy definidas a través de Europa. Por un lado, la “ruta occidental” sería la utilizada por las aves que nidifican en Europa continental, países ribereños del mar Báltico y escandinavos, que se desplazarían hacia el suroeste para establecer sus cuarteles de invernada en España, Portugal, Marruecos y Francia. Por otro, la “ruta oriental” implicaría a aves que nidifican más al norte y al este que las anteriores (gran parte de las poblaciones de Finlandia y del oeste de Rusia y ex-repúblicas), que se dirigirían al sur cruzando Estonia, Lituania, Polonia Hungría e Italia, para pasar el invierno en Túnez, Libia y Argelia. Otra variante de la ruta oriental se desplaza un poco más al este, bordeando el Mar Negro y el Mar de Mármara a través del Estrecho del Bósforo (Turquía), y alcanzando regiones situadas mucho más al sur, en Egipto, Etiopía y Sudán. Se han constatado casos de ejemplares que han utilizado indistintamente las dos rutas.
Ambas rutas han experimentado importantes cambios en los últimos años, ampliando sus zonas de invernada hacia el norte. En el caso de la occidental, ha aumentado notablemente la presencia de estas aves en países como Francia (por ejemplo en Lac du Der-Chantecoq, a menos de 200 km de Luxemburgo y Bélgica, prácticamente en el centro de Europa). Y con la oriental ocurre algo similar, constatándose una creciente importancia de la invernada en Hungría, Croacia, Serbia o Bosnia-Herzegovina, en detrimento de los cuarteles tradicionales próximos al Mar Rojo. Se asume que estos cambios están asociados al aumento de la disponibilidad de alimento (nuevos zonas de regadío, cambios en los cultivos), existencia de adecuadas zonas de dormidero (nuevos embalses, regadíos) y la disminución de las molestias (actividades cinegéticas) Por otra parte, las condiciones climáticas imperantes están propiciando inviernos menos adversos.
Las poblaciones de grulla común han experimentado un notable y progresivo aumento en sus áreas de reproducción durante las últimas décadas, hecho que se ha visto reflejado proporcionalmente en las áreas de invernada. En la década de los 80, la población invernante en la península ibérica no superaba las 55.000 aves, mientras que los censos más recientes (Grus Extremadura, 2015) estiman sus efectivos en más de 200.000 aves.